El aumento en la prevalencia del estrés y el burnout en el ámbito laboral supone un importante desafío en la sociedad actual ya que afecta negativamente a la salud y al bienestar de los trabajadores.
Diferentes experiencias y trabajos científicos sustentan la teoría y la práctica del entrenamiento de una mente más atenta y compasiva en la organización como medida saludable. Muestran evidencias suficientes como para afirmar que una mente más consciente y una actitud bondadosa tienen efectos positivos en la salud física y mental de las personas. Una de las principales herramientas para entrenar esta mente es incorporar la práctica de mindfulness y la compasión en la vida diaria de las organizaciones.
En los últimos 40 años se han publicado más de 3.000 artículos sobre estudios controlados, la gran mayoría pertenece a los últimos 10 años. Este hecho nos pone de relieve el interés ante esta disciplina, aunque al tratarse de una ciencia emergente y en pleno crecimiento todavía falta mucho por descubrir. Lo que actualmente podemos destacar es que este entrenamiento de la mente a través de una Mindfulness and Compassion Based Intervention (MSCBI) se ha mostrado eficaz en la mejora de los niveles de bienestar de las personas, indicando cambios en la conducta y en la medición de diversos marcadores fisiológicos. Reduce los síntomas fisiológicos del estrés, la mejora del estado de ánimo, la capacidad de afrontar las situaciones difíciles, la conexión con el sentido de vida y la mejora en las relaciones interpersonales. Estudios recientes muestran que la efectividad de estos programas en profesionales persiste a los dos años de la intervención independientemente de si se practicó meditación o no, aunque la autocompasión mejoró significativamente más en los meditadores. (C. Fuertes y otros, 2019)
Al destacar los beneficios en la salud concluimos que estos entrenamientos son una acción de prevención y cuidado para las personas que forman parte de la organización. Una acción que impacta directamente en varios aspectos físicos como: la plasticidad neuronal, el sistema nervioso autónomo, el corazón y aumento de biomarcadores como la oxitocina y la inmonoglobulina A (IgA).
La neuroplasticidad: la capacidad del cerebro para cambiar como respuesta o reacción a la experiencia. Podemos cambiar nuestro cerebro con la práctica mental. Emplear la mente para cambiar nuestro cerebro, lo que a su vez cambia también la mente (Hanson, 2013).
Los resultados sugieren que la participación en programas de atención plena se asocia con cambios en la concentración de materia gris en las regiones del cerebro involucradas en los procesos de aprendizaje y memoria, regulación de las emociones, procesamiento autorreferencial y toma de perspectiva. (Hölzel BK y otros)
Sobre el análisis de reloj epigenético en meditadores a largo plazo se han planteado la hipótesis de que los efectos acumulativos de una práctica regular de meditación pueden, a largo plazo, ayudar a retrasar el reloj epigenético y podrían representar una estrategia preventiva útil para las enfermedades crónicas relacionadas con la edad. (Chaix R y otros, 2017)
Por otra parte, existe un fuerte respaldo científico sobre las relaciones neuroendocrinas entre el cerebro y el corazón. El nervio vago es el décimo nervio cerebral, empieza en la caja craneal; se origina en la médula, una parte del tronco encefálico, que está localizado en la parte posterior inferior del cerebro y desciende por el cuello y el tórax hasta llegar al abdomen. Tiene varios brazos que se separan en dos ramas (simpático y la otra el parasimpático), que representan el sistema nervioso autónomo, conectando el cerebro con los órganos internos y particularmente con el corazón. Básicamente, el sistema simpático se vincula con la respuesta de “lucha o huida”, y el sistema parasimpático con el funcionamiento normal, cuando uno está tranquilo y sereno.
Tomando como referencia la teoría polivagal, tal como la describe Stephen Porges, un incremento en la actividad parasimpática o el “tono Vagal” puede medirse como un incremento en la arritmia del ritmo cardiaco.
La incorporación de mindfulness y compasión en nuestra vida diaria activará un cambio en nuestro estado fisiológico, mediante el aumento de la influencia vagal sobre el corazón y podrá mitigar el sistema simpático-adrenalino.
A través del entrenamiento en mindfulness y compasión se aprende a desarrollar un sistema de calma interna, sin necesidad de estar hipervigilantes tanto tiempo del día. Este sistema de calma y sosiego nos permite sentirnos “seguros”. Incorporando mindfulness en nuestra vida, y en el trabajo en particular, podemos organizar nuestro entorno para que sea más armonioso y pacífico, y para que nuestros circuitos neuronales y estado fisiológico no se disparen.
Otro de los cambios que se han observado al introducir el hábito de realizar una atención plena regular es el aumento de la oxitocina, una hormona que ejerce funciones como neuromodulador en el sistema nervioso central modulando comportamientos sociales, sentimentales, patrones sexuales y la conducta parental.
En el cerebro parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre las personas.
Por último nos detenemos en el sistema inmune. Es frecuente que cuando estamos más estresados podamos ser víctimas de resfriados o virus. La inmunoglobulina A (IgA) mide la concentración de IgA, uno de los principales anticuerpos del organismo, en sangre. Los anticuerpos son proteínas que fabrica el sistema inmunitario para combatir los ataques de bacterias, virus y toxinas.
En los últimos años, las Mindfulness and Compassion Based Intervention (MSCBI) se han mostrado efectivas en la gestión saludable del estrés en el ámbito laboral, al influir de forma beneficiosa sobre la regulación del eje hipotálamohipófisis-adrenal, y ayudar a reducir los niveles de cortisol. Sin embargo, son necesarias nuevas investigaciones en las que se analicen los efectos de las MSCBI en comparación con estrategias de intervención habituales, y se estudie su influencia sobre otros biomarcadores como la inmunoglobulina A salivar (sIgA).
A continuación os compartimos un caso empírico en el análisis de este biomarcador relacionado con una Mindfulness and Compassion Based Intervention (MSCBI).
OBJETIVO:
Analizar el efecto de una MSCBI en el ámbito laboral sobre la autocompasión, la flexibilidad psicológica, el estrés percibido, el burnout y los niveles de sIgA de un grupo de trabajadores.
MÉTODO Y MATERIALES:
La muestra está compuesta por 24 trabajadores de la empresa Yanfeng Spain (Almussafes, Valencia, España). En el grupo experimental (n = 13), se aplicó una Mindfulness and Compassion Based Intervention (MSCBI) , y en el grupo control activo (n = 11) una Workplace Stress Management Intervention (WSMI).
Se evaluó la autocompasión (SCS-SF), la flexibilidad psicológica (AAQ-II), el estrés percibido (PSQ) y el burnout (MBI-GS). Además, se recogieron muestras de saliva mediante Salivettes antes y después de la primera y la última sesión de las intervenciones, y se determinaron los niveles de sIgA mediante nefelometría (BN-II).
RESULTADOS:
La MSCBI ha sido más efectiva que la WSMI para aumentar la autocompasión y la flexibilidad psicológica, y disminuir el estrés percibido y el agotamiento. Además, se observa un aumento significativo en la sIgA en la última sesión de la MSCBI, al compararla con la última sesión de la WSMI. Accede al poster.
CONCLUSIONES:
La introducción de las MSCBI en las organizaciones puede ser una estrategia útil para aumentar la gestión eficaz del estrés y prevenir la aparición del burnout en los trabajadores. Además, el incremento observado en la sIgA aumenta la evidencia acerca de la utilidad de este biomarcador en el estudio de los efectos de las MSCBI en el ámbito laboral.
¿Crees importante desarrollar intervenciones eficaces que potencien el crecimiento de la capacidad mental y un trato más amable con uno mismo y los demás? ¿Te apuntas a este desarrollo?
Rosa Martínez Borrás – Cofundadora de Koesencia
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