El líder hoy ¿hombre o mujer?

En el mundo organizativo actual el liderazgo tiene un papel relevante, ya que nos encontramos ante un cambio de paradigma organizativo adaptado a los desafíos actuales a los que se enfrentan las empresas. En esta época de nuestra historia donde la infotecnología y la biotecnología está transformado la manera de relacionarnos en la empresa, en la familia, y en todos los escenarios donde los seres humanos pudieran liderar se vuelven necesarios otros modelos de liderazgo orientados a las personas, con mayor tendencia a la cooperación, capacidad de actuar en muchas direcciones, inclusivo, más empático, flexible, comunicativo y persuasivo. Características, todas ellas, propias de un liderazgo femenino.

Hasta ahora la mayoría de las empresas utilizan un modelo de gestión tradicional, modelos jerárquicos y de dependencia que necesitan ser actualizados. Haciendo un recorrido histórico y reflexión se sigue observando cuan profundamente enmascarados están en nuestra cultura organizativa y en la sociedad los mecanismos que silencian a las mujeres, que se niegan a tomarlas en serio y que las aíslan de los centros de liderazgo.

Si te pregunto que pienses en alguien que esté a cargo de una empresa o en alguien que ocupe un puesto de dirección, ¿qué imagen es la primera que te viene?, ¿un hombre o una mujer? Los datos muestran que las mujeres tienen un excelente perfil académico y profesional, pero a pesar de ello representan menos del 10% de los más altos cargos de dirección de empresas en España. Este año, debido a situación de la COVID-19, la universidad más elitista de Francia no pudo hacer el examen oral de ingreso, sino un examen escrito y anónimo. El resultado fue que el 80% de candidaturas aceptadas fueron mujeres, mientras que en años anteriores rondaban el 40%. Un dato anecdótico, pero que no deja de ser muy significativo.

Las cifras demuestran que a pesar de que actualmente la mujer sigue escalando posiciones, las limitaciones no desaparecen de un día para otro, con dificultades para conciliar, una cultura masculiniza dominante en la mayoría de las empresas, así como en los procesos de promoción.

Estas actitudes, los prejuicios y las creencias limitantes están profundamente arraigadas en nosotros: no en nuestros cerebros (no hay ninguna razón neurológica que nos haga considerar que las voces graves están más acreditadas que las agudas), pero si en nuestra cultura, en nuestro lenguaje y en los milenios de nuestra historia. Los seres humanos desarrollamos una parcialidad implícita, aprendiendo del contexto y relacionando conceptos que se vuelven automáticos, integrándolos en nuestro día a día sin cuestionarlos, se quedan enraizados en nuestra “vía inferior” del cerebro.

El cerebro dispone de un conjunto de circuitos cerebrales muy veloces que operan automáticamente sin la intervención de la conciencia, por los cuales circula la mayor parte de lo que hacemos, particularmente en lo referido a nuestra vida afectiva. La vía inferior procesa los sentimientos y genera impulsos a velocidad inmediata, sacrificando la exactitud en beneficio de la rapidez. Al mismo tiempo, el cerebro cuenta con una “vía superior” (región prefrontal), que es la que asociamos a la racionalidad, y que nos permite ser conscientes y controlar lo que ocurre en nuestra vida. Esta serie de circuitos operan de forma mucho más lenta, deliberada y sistemática, sacrificando velocidad en beneficio de la exactitud.

Cuanto más activa permanece la región prefrontal (centro operativo de la vía superior), más equilibradas son las respuestas y nos liberamos de esos sesgos de la parcialidad implícita que condicionan nuestra respuesta ante conceptos asociados como ¿el líder es hombre o mujer?

Para cambiar esto es necesario crear espacios en los que desarrollar la consciencia. Conocer, reflexionar, desaprender patrones antiguos y definir un liderazgo que no se asocie a ningún género. Se necesitan líderes que desarrollen habilidades de ambos sexos para que se complementen y den respuesta a las necesidades actuales.

Es momento de comprender que nos tenemos los unos a los otros para crear entre todos un liderazgo que incluya las mejores fortalezas sin género. Poder transformar las organizaciones, esos lugares en los que nos pasamos la mayor parte de nuestra vida, en espacios más conscientes, más humanos, donde podamos sentirnos cuidados y respetados convirtiendo nuestro trabajo en algo con sentido y significado. El momento de actuar es ahora.

 

Y tú, ¿quieres transformar las relaciones y el liderazgo de tu organización? Llámanos y te contaremos cómo podemos hacerlo. 

 

Rosa Martínez Borrás – Cofundadora de Koesencia

 

 

Por |2020-09-07T09:07:49+00:00septiembre 7th, 2020|Categorías: Relaciones interpersonales|0 Comentarios

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