En el mercado laboral actual conviven 4 generaciones de trabajadores (baby boomers, generación X, generación Y o Millennials y generación Z). Cuatro generaciones que tienen diferentes modos de afrontar la vida y de relacionarse con los demás y que entienden el trabajo de una manera muy distinta.
Sin embargo, a pesar de esta diversidad presente en la sociedad y de todas las ventajas y oportunidades que ello presenta, la discriminación por razones de edad es una realidad que afecta a los colectivos junior sin experiencia laboral y muy especial y dramáticamente al colectivo senior por ser considerados demasiado “mayores” (según la OMS el edadismo es la tercera causa de discriminación junto al racismo y el sexismo). Si ponemos el foco sobre estos últimos cabría preguntarse, ¿a qué obedece esta discriminación? ¿Está basada en una realidad o se trata simplemente de un prejuicio o creencia que hemos asumido sin cuestionamiento? Parece que, sin darnos cuenta, entre todos hemos creado un “sistema” en el que cumplir años representa un problema cuando nos referimos al plano laboral lo que contrasta enormemente con la opinión de muchos trabajadores de más de 50 años que aseguran estar en plenitud de su madurez personal y profesional.
Una oportunidad para las organizaciones
Por supuesto esta diversidad generacional se ve reflejada en el seno de cualquier organización (actualmente los trabajadores mayores de 45 años superan a los trabajadores más jóvenes) lo que puede generar inconvenientes y dificultades que hay que minimizar, pero sobre todo beneficios que debemos fortalecer y aprovechar. ¿Te imaginas cuál podría ser el resultado de combinar en un mismo equipo de trabajo la ilusión, la creatividad, el conocimiento tecnológico o los idiomas de los más jóvenes con la experiencia, la capacidad comunicativa, las habilidades socioemocionales, la resolución de problemas o la visión estrategia de los más mayores?
La diversidad multigeneracional bien gestionada y aprovechada constituye una verdadera fortaleza para la organización, pero para ello es indispensable contar con espacios que permitan que pueda surgir esta complementariedad. Espacios que permitan que los más jóvenes puedan absorber todo lo que puedan de personas con mayor bagaje y experiencia y que inviten a los más mayores a salir de su zona cómoda y conocida para expandir sus conocimientos y capacidades. En definitiva, espacios para conectar a las personas más allá de sus diferencias individuales en favor de un objetivo común.
En muchos casos esto requerirá un cambio de mentalidad y es precisamente esto lo que debemos trabajar. Desarrollar una mentalidad que vaya de lo individual a lo colectivo y que nos conduzca a una mayor flexibilidad, apertura, actitud positiva y capacidad de aprendizaje que poco a poco vaya calando en la cultura organizativa. Necesitamos generar dinámicas relacionales que permitan a las personas de la organización desmontar barreras y prejuicios para obtener una visión más amplia sobre el potencial de cada uno de sus miembros independientemente de su edad. Este es el reto que las organizaciones tienen por delante si quieren convertir la diversidad en una oportunidad.
En definitiva, la intergeneracionalidad es una realidad inevitable que para ser bien gestionada necesita que las organizaciones puedan poner en marcha herramientas destinadas a fomentar el entendimiento y la complementariedad entre las diferentes generaciones para aprovechar todo el talento existente internamente.
Sin duda las organizaciones actuales tienen un papel protagonista a la hora de reducir la desigualdad y la exclusión social por razones de edad. Solo así podremos construir una sociedad que vaya más allá de etiquetas y prejuicios capaz de centrarse en el verdadero valor de las personas.
Y tú, ¿quieres transformar las relaciones y aprovechar todo el potencial intergeneracional de tu organización? Ponte en contacto con nosotros y te contaremos cómo podemos hacerlo.
Manuel Darriba – Cofundador de Koesencia